1. Desempolvá: Para comenzar, usá un pincel quitapolvo o un paño para limpiar telas de araña, polvo o tierra; esto asegurará que tu brocha y pintura permanezcan limpias y libre de suciedad mientras aplicás la pintura.
2. Quitá el moho: El moho se puede desarrollar en áreas húmedas y sin paso de aire, así que es una buena idea asegurarte de que tu casa esté bien ventilada. Para retirar el moho visible, rociá una solución anti-hongos o removedora de moho sobre la pared; podés comprarla en la mayoría de los supermercados o ferreterías. También podes quitarlo con una solución lavandina al 10%. Para obtener resultados óptimos, seguí las instrucciones del envase.
3. Retirá la pintura y el empapelado viejos: Si la superficie de la pared actual es brillosa y vas a pintar con una pintura mate, vas a tener que lijarla levemente con una lija fina. En caso de que la pintura este en malas condiciones remover usando una espátula o lija, asegúrate antes de pintar que todas las partes flojas hayan sido removidas. Para retirar el empapelado, te recomendamos usar un removedor de empapelados, que contiene un "disolvente" que ablanda y despega el adhesivo. Sin esto, los restos de adhesivo pueden descolorar la pintura más adelante.
4. Limpiá las paredes: Una vez que retiraste la pintura o el empapelado viejos, lavá las superficies que planificaste pintar con detergente diluido y agua tibia. Asegurate de enjuagar todos los residuos con agua limpia y dejá que las paredes se sequen por completo antes de pintar.